Por Convoca.pe / ICIJ
20 de junio de 2018
En abril de 2016, la investigación global Panama Papers generó un
sismo en el mundo de la política y las finanzas. El Consorcio
Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ por sus siglas en
inglés) y más de 100 medios de comunicación asociados como
Convoca.pe publicaron cientos de historias basadas en la filtración
de 11.5 millones de documentos, la más grande en la historia del
periodismo, que pusieron al descubierto los secretos del bufete
panameño Mossack Fonseca.
La investigación realizada a partir de la filtración obtenida por el
diario Süddeutsche Zeitung y que luego fue entregada a ICIJ y sus
socios, permitió revelar que este estudio de abogados fabricaba
empresas ficticias que sirvieron para esconder millones de dinero,
sobornar a funcionarios en diversos gobiernos y ocultar operaciones
financieras. Los documentos expusieron el funcionamiento interno
del bufete desde finales de la década de 1970 hasta 2015 (Conoce
más aquí).
La lista de los clientes de Mossack Fonseca incluyó a miembros del
círculo íntimo de Vladimir Putin, al entonces primer ministro de
Islandia y a una compañía sospechosa de obtener ganancias de un
sonado caso de robo de oro en Londres en 1983.
El primer ministro de Islandia, Sigmundur David Gunnlaugsson,
renunció luego de que la investigación reveló una participación en
una compañía offshore que él y su esposa usaron en secreto para
mantener casi cuatro millones de dólares en bonos en bancos
islandeses, a pesar que el gobierno negociaba con los acreedores
de los bancos.
En Paquistán, los ciudadanos salieron a las calles a protestar
“cuando se reveló que los hijos del entonces primer ministro Nawaz
Sharif habían establecido empresas ficticias para ayudar
discretamente a mantener propiedades inmobiliarias
multimillonarias en Londres. Sharif renunció en julio de 2017 luego
de que el Tribunal Supremo de Pakistán lo inhabilitara para su
cargo”, recuerda ICIJ.
La policía allanó las oficinas de Mossack Fonseca en El Salvador,
Perú y Ciudad de Panamá. A finales de 2016, los gobiernos y las
empresas de 79 países habían abierto 150 indagaciones, auditorías
o investigaciones relacionadas con el bufete de abogados, sus
intermediarios o clientes, recuerda el consorcio de investigación.
En Perú, la Fiscalía de Lavado de Activos abrió 12 investigaciones a
ciudadanos nacionales y extranjeros, y envió 48 solicitudes de
información a jurisdicciones offshore, donde la fiscalización
tributaria es nula o falta (Ver más).
Hoy, a un poco más de dos años, ICIJ y su red de socios publican
reportajes a partir de una nueva filtración obtenida por Süddeutsche
Zeitung. Esta vez de un millón 200 mil archivos, que incluyen
correos electrónicos, copias de pasaportes y archivos de casos
criminales, que datan de principios de 2016 hasta finales de 2017,
unos meses antes de que el bufete colapsara.
La nueva filtración ofrece una visión interna de Mossack Fonseca y
el círculo de profesionales con los que hizo negocios en las
semanas previas al comienzo de la investigación Panama Papers,
precisamente en los días en que el bufete se apresurara a
identificar a sus clientes para hacer un “control de daños”.
“Dos meses después de que el bufete se enteró de la filtración de
registros, aún no podía identificar a los propietarios de más del 70%
de las 28,500 compañías activas en las Islas Vírgenes Británicas, el
centro offshore más activo del bufete, y el 75% de las 10,500
empresas ficticias activas en Panamá”, recuerda ICIJ. La falta de
mecanismos de fiscalización para saber quiénes eran los
beneficiarios finales de las empresas de papel le costó caro a
Mossack Fonseca.